miércoles

Juro que soy una mujer a la cual las cosas, objetivamente, no le fueron fáciles. Me esforcé más que todos los mortales, para todo. Para respirar, caminar y usar mis manos. Para comer, sobretodo y siempre para comer. Para poder tener novios como la gente, amigas que no me tengan lastima. Para llevar en mi espalda huesuda la mirada ajena, la etiqueta, el rotulo, la mochila. Con 15 años tuve mi primer novio, y con él mi primer sensación de asco. De asco por mi misma, por mis manos. Por ser diferente, por estar doblada. Me di mi primer beso en el patio del colegio. Fue hermoso. Fui al baño y vomite. Pase 5 años de mi vida intentando pesar 34 kilos. Me pase toda la vida intentando ser rebelde, y no la pobre discapacitada. Nunca me salió. Siempre fui demasiado tierna. Una luchadora, siempre sobresalí (obvio, mis manos no pasan nunca desapercibidas). A los 20 años murió la mujer que más paz me daba, mi abuela, mi angel, mi oxigeno, mi fuerza. Y la cabeza me hizo un vuelco. No voy a decir que me dejo de importar habitar el cuerpo mas horrible del mundo. Pero me resigne y fui feliz. Tuve mis aliadas, mi sobrina y mamá. Dios mio! Cuantas sensaciones de felicidad! Las miraba y sentía que no podía estar más viva. Llegue a creer que la muerte de la abu fue un milagro, algo necesario, para cachetearnos y mandarnos a vivir la vida que de verdad importa. Fui feliz, juro que fui inmensamente feliz.

El 31 de mayo del 2013, a las 5 de la tarde murió mamá. 54 años tenia, 54! Nuevamente me siento rota, pero no como antes, lo de antes parece un chiste. No es justo, no entiendo todavía. Es el karma? Esa felicidad que sentí, fue un pequeña muestra de lo que nunca más voy a tener. Porque la vida se vacía, porque pareciera que el dolor que me rompe el alma y me  deja sin voz no se va a ir nunca. Porque nunca nos vamos a acomodar. Y nada va a volver a tener el valor que tenia. Porque si había una persona en el mundo que no se lo merecía era ella, porque se rompió el orto toda su vida y se murió sin tener vacaciones. Porque no me sirve de nada mis logros si no esta para festejarlos. Nosotras eramos su alegría, y ahora se murió. Y no va a volver, y no me va a mirar, ni abrazar nunca más. Nose si estoy más triste que enojada, o más enojada que triste. Quiero que vuelva, es lo único que  quiero. O me quiero ir yo.